viernes, 16 de septiembre de 2011

La gran estafa

“Donaría un peso a la fundación del Abuelito Chileno”, a quién no le han hecho esta preguntado alguna de las cajeras de las diversas cadenas de supermercados de todo el país, motivo por el cual recaudan varios millones de pesos a la semana.

Pero esta situación ya se salió de control, porque las trabajadoras de estas tiendas ya no preguntan si es que desea dar dinero, ya que igualmente le restan el dinero de su vuelto, aunque usted diga que “no desea” entregar $1 ó $4 pesos (según sé es hasta $9, para que cuadre y no se note), el monto da lo mismo, porque es plata de cada uno. Para muestra, un botón.

Luego de terminar compras semanales en un supermercado, hago la fila en la caja y pago. El total llega a los $16.474.- (diez y seis mil cuatrocientos setenta y cuatro pesos). Cancelo con $20 mil.

-Cajera: Desea donar $6 pesos al hogar “X”.
-Yo: No.

Curiosamente me da $3.520 pesos de vuelto (tres mil quinientos veinte); por esas casualidades de la vida se me ocurre revisar mi cambio y veo que faltan $4.

-Yo: Señorita, una consulta. ¿Ya no dan los $4 pesos de vuelto?
-Cajera: ¿Los quiere? (con cara de poto)
-Yo: Claro que sí.

El resultado fue que me entregó $10 pesos, con cara de molestia por pedir lo que es mío, pero sin mirarme a la cara. Tomé mis cosas y me fui.

Otra persona me contó que una cajera le dijo: “pero si las monedas de peso ya no existen”; en cambio pienso que los que nunca se acabarán serán los “rostro de madera”.

Ahora que lo pienso, debí pedir un libro de reclamo y dejar la constancia, pero no lo hice. ¿Carabineros la tomará detenida por el robo?, no sé. La moraleja es que no se deje engañar por estas tiendas, aunque sea un peso, porque si lo multiplica por la cantidad de personas timadas mensualmente, esto se convierte en la gran estafa. ¿Se irán realmente esos pesos a la beneficencia? ¿O se irán a la cuenta corriente de los dueños de la cadena?

domingo, 4 de septiembre de 2011

El último diálogo con Romina

Este fin de semana supimos y sufrimos del accidente aéreo ocurrido en el archipiélago Juan Fernández, donde iba un equipo del programa de TVN Buenos Días a Todos, encabezado por el conocido animador Felipe Camiroaga, a quien recuerdo desde sus inicios en Extra Jóvenes, del ex canal RTU, hoy Chilevisión.

Pero más allá de la repercusión que significó este accidente, en lo personal fue un duro golpe por la muerte de Romina Irarrázabal, a quien conocí en la Universidad de Playa Ancha, donde fuimos compañeros de periodismo por cinco años y con quien nos atribuimos un parentesco, debido a que su familia y la mía provenían de un sector de Chile en común.

En la noche del viernes 2 de septiembre, a segundos de salir de casa, escuché el listado fatal donde se mencionó  a Roma (así le gustaba que le dijeran) como una de las personas que iban en ese vuelo;  de inmediato recordé que más allá de ser compañeros de carrera, también trabajamos juntos en la misma casa de estudios, en el área de comunicaciones.

En dicha oportunidad, cuando supimos que la Upla no renovaría nuestros contratos conversamos, esto es lo que recuerdo de aquella oportunidad.
-Romina: Pucha, no quiero volver al Consejo de La Cultura en este momento.
-Alberto: Pero, sabes que la universidad no nos va a renovar y quedamos sin pega.
-R: Sí, sé. Tendré que rogar que me reincorporen.

Romina jamás imaginó que tal decisión le significaría fallecer, cumpliendo con su deber de ir a capacitar a la gente de la isla. La conclusión es obvia, todos estamos expuestos a tener un accidente y fallecer, así que lo único que queda es vivir con tranquilidad y preparado, porque este puede el último día de vida, pero si me tocara morir, que sea como ellos, haciendo lo que más les gusta, lo que marcaba su quehacer. Un beso.